Manera ordenada de hacer las cosas


En el limbo de la inmortalidad, umbral de la cordura. Allí donde, de pronto, todo se vuelve relativo y el todo converge en el centro del yo
donde yo y ella (que es yo) nos suspendemos en el mismísimo núcleo de la nada, anhelando con cada centímetro de nuestro cuerpo, dejarnos caer, dejarnos volar, entregarnos a ese todo sin centro; pero nos obstinamos en la doliente posición de soportar la presión de la oscuridad y el silencio, que se adhieren a nuestra piel con un ruido viscoso provocando efecto vacío, y percibir las manos cada vez más pesadas, cada vez más temblantes, cada vez más propensas a romper la ficción, la armonía del universo.
Pretendida armonía, quizás, porque queremos creer
Encontrar la felicidad única en lo inerte.
Quizá sea eso; quizás, el miedo
temor extremo
por eso que llaman “la muerte”.
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4 Response to "Manera ordenada de hacer las cosas"

  1. Nabi says:
    11 de febrero de 2010, 17:55

    tan descriptiva como siempre madre...

    ya va a apareceeer... no se preocupe ;)

  2. Francisco Rapalo says:
    16 de febrero de 2010, 9:12

    Espectacular! FRAN!!

  3. Nicolás says:
    16 de febrero de 2010, 21:45

    Mirá lo que encontré relyenedo el historial de conversaciones, jajajaja:

    Nicolás: No, no, soy partidario del estructuralismo mukarovskiano y bourdieauno, y del post-estructuralismo teórico en tanto que análisis de la función autor e iniciadores de prácticas discursivas y del lector modelo.

    Maricú: Nico, para definir tu propia teoría vas a tener que leer muuuuucho.
    Por ahora, sólo podés simpatizar. Yo simpatizo con el formalismo y con Foucault,
    y con Sartre antes que Bourdieu.

    Nicolás: Pero son dos corrientes en tensión. Aunque con una sola similitud. Sólo una.

    Maricú:...

    Nicolás: El formalismo, en afán de su especificidad literaria, su afición especificadora y, por tanto, su consideración de los textos como una estructura sistemática, hermética e inmanente, no tenía en cuenta al autor. El posestructuralismo foucaultiano tampoco: decreta la muerte del autor. Enfatiza, antes bien, el discurso como hecho semiológico y punto de inflexión en un corte histórico determinado, e intenta entrever la importancia de los diferentes enunciados que atraviesan al discurso y que construyen un marco gnoseológico coyuntural.

    Nicolás: Jair, o como mierda se escriba su nombre, se equivocó en una clase al decir que los formalista erigían al autor como un sujeto empírico 'grandioso' (con esa palabra fea lo dijo).

    Maricú: Pará, pará, que me perdí. ¿Qué corrientes decís que están en tensión?

    Nicolás: El formalismo y el post-estructuralismo son, radicalmente, dos corrientes en tensión.

    Maricú: Pero el post estructuralismo es después. En todo caso, sería el formalismo y el estructuralismo.

    Nicolás: Sí. Pero igual, están en tensión.
    En todo caso, el estructuralismo también es posterior, aunque pocos años después, pero posterior. Igual, como dice Bajtín, el formalismo sentó las bases para los inicios del análisis literario. Pero, dice, justamente ese fue su error más grave, el análisis literario, esto es, circunscribirse a la obra de arte en sí misma, sin tener en cuenta el contexto general de fenómenos sociales

    Maricú: Ya cuando empezás a usar frases hechas como 'contexto general de fenómenos sociales' significa que te han lavado el cerebro, jaja. Estoy de acuerdo con eso, con lo de considerar el 'contexto general de fenómenos sociales'. Pero en lugar de crear una teoría opuesta, habría que ver de incorporar eso al formalismo

    Nicolás: ¡Es que está incorporado!

    Maricú: Yo creo que en un análisis literario hay que tener en cuenta las dos cosas.

    Nicolás: Está incorporado. Pero la teoría formalista, en raíz, ya está perimida.
    El postestructuralismo y los análisis modernos son una ayornamiento de todas las anteriores teorías. Para mí, no hay muerte, sino una continuación, como las lenguas.

    Maricú: Claro. El problema es que no se lo percibe de esa forma. Me refiero a nivel general, el pensamiento sistemático se basa en oposiciones. Por eso, generalmente, no se ve que dos cosas aparentemente opuestas son, en realidad, parte de lo mismo.

    Nicolás: Claro. Un discurso hegemónico y un contradiscurso son un mismo hecho. El primero permite la respuesta y la existencia del otro. Pero siempre escamoteando su maquiavélica relación. La hegemonía escondida, dice el pelado.

    Maricú: Ajá, y así no se puede construir nada, no sólo a nivel literario, sino a un nivel más universal.

    Nicolás: Pensar en los objetos en tanto que oposición es muy...bah, me recuerda a Saussure. Pero se traduce y se traslada a otros fenómenos.

    Maricú: Tal cual. Gracias a Saussure empezaron todos mis delirios.

  4. Maricú says:
    17 de febrero de 2010, 5:22

    ¡Ay, esto me asusta! ¡Justo venís a mostrarme eso en este momento! Últimamente estuve retomando bastante mis meditaciones acerca del sistema y todo eso, aunque creo que ahora desde un punto de vista un poco más práctico y no tan abstracto (y creo que ahora tengo un poco más armado aquello que en ese momento intuía, o al menos espero que así sea).

    En fin, supongo que es inevitable seguir pensando en estas cosas cuando uno ya tiene el cerebro quemado (o estudia Letras, lo cual vendría a ser lo mismo).

    Ah! Y me parece que ya me reconcilié con el "contexto general de fenómenos sociales".

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