Condiciones de felicidad



Dejó que el viento la despeinara una vez más, por última
la última vez que dejaría que el viento la despeine.
El hastío se le dibujaba en una macabra sonrisa de grises y amarillos
y la provocaba hasta un punto que rozaba lo indeseable y se tornaba violento.
¿Y cuando sabés que lo que estás escribiendo es una mierda,
para qué mierda escribís?

Léase: “lector modelo”
Oh, qué bello. Oh, lector. Bendito lector
modelo.
No dejes (Oh, tú, el más sublime de los sublimes por naturaleza
virtual, modelo) que te corrompan
que te despeinen.
Maldito viento empírico, que deshojas los cabellos
de miles de lectores que corroen
los trenzados caminos de papel.
Abstente
(Oh, aborrecido) de tocar
a éste, que es
lector
voz activa
narrador
y todo
y modelo
lector-modelo.

Se desliza; sutiles huellas de niña en la arena violentada por el tiempo y los que caminan y los que corren al tiempo. Fluye en la granulada superficie y su vestidito de letras la acompaña en la vaporosa danza del viento. Llega a la orilla, se descalza y sólo con la puntita del pie, toca
el mar.
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2 Response to "Condiciones de felicidad"

  1. Nicolás says:
    24 de febrero de 2010, 23:14

    ¿Fui el privilegiado de haber leído primero, antes que cualquiera, este poemadémico aquella vez?
    Voy a hacer caso omiso de la ofensa soslayada.
    Y por hacerte la pioleta, voy a publicar esa conversación.

    (Te estarás preguntando por el neologismo 'poemadémico'. Pues, descífralo, querida coterránea y compañera de las bellas letras)

  2. Maricú says:
    25 de febrero de 2010, 7:50

    ¡No lo hagas!
    De lo contrario, pasarás inmediatamente a formar parte de mi lista de personas no gratas.

    (En realidad, no hay ninguna ofensa en eso. Fue sólo una expresión de mis sentimientos/ideas en términos no académicos).

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