Absoluto (en el principio era la Palabra).


Desde el momento en el que decidí que hoy no tenía ganas de hablar con nadie, las probabilidades de cruzarte por pura casualidad aumentaron estrepitosamente. Justo a vos, la única persona con la que palabra y silencio eran por igual. Eso sí, nada de medias tintas. Entre nosotros todo era doble o triple. Podíamos perdernos en nubes verborrágicas o en mutis cataclísmicos. Blancos o negros. Quizás por eso me gustabas. Reformulaste algo que acababas de decir porque, para variar, no te escuché. Te diste cuenta al toque de que hoy estaba en mutis. Pensaste que era por eso, aunque, en realidad, creo que no te hubiera escuchado de todos modos. Hay algo en tu forma de mover la boca y levantar las cejas cuando hablás de algo que te apasiona y después sonreír de un solo lado cuando te das cuenta de que no te escuché y volver a empezar, creyendo que se debe al mutis pero en realidad es porque no quise desviar ni un poquito la atención de la puesta en escena, inconciente e improvisada, de cada pedacito de vos.
Y cuando notás que ya vuelo en la decimocuarta estratósfera, entonces desistís. Agarrás mi mano y la mirás un largo rato, midiéndola con la tuya y entrelazándolas luego hasta que quedan convertidas en un enredo de pieles, en una única mano gigante. Dibujás el perfil de mi nariz y acariciás mi pelo y me decís que soy linda, aunque sabés que nunca lo voy a creer de verdad yo misma, por más que te creo y lo sé y sé que lo decís de verdad. Lo sé por lo que viene después, porque de pronto tu nariz juega con la mía y ya estás demasiado cerca y me siento más viva que nunca.
Es que nuestra relación consiste precisamente en eso, en este silencio voluntario; silencio hecho a veces de palabras, a veces de roces y caricias mudas. Porque tu palabra, tu sonrisa, tu boca sobre la mía, son una misma cosa; son vos y son yo y son el punto donde confluimos y nos encontramos. Porque este silencio es encontrarte por pura casualidad y tenerte cerca y que eso baste para decir que sí, que el universo se encuentra en el más perfecto y armonioso de los desórdenes y que cómo no lo vi antes. Por todas esas nimiedades tan absolutamente prescindibles creo que siento una necesidad imperiosa de vos y que empiezo a quererte. Y hoy, en este día de mutis, descubrí que no existe felicidad comparable ni cosa más linda en el mundo que contemplarte.
  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • Twitter
  • RSS

3 Response to "Absoluto (en el principio era la Palabra)."

  1. Viqui says:
    5 de enero de 2010, 20:03

    Me hiciste sonreír con este escrito (:
    Gracias.

  2. Nabi says:
    5 de enero de 2010, 20:14

    Madre, sinceramente no se porqué dice lo que dice de este escrito suyo...

    Me identifiqué muchisimo (no sabe cuánto) mientras lo leía. Era como si de repente, volviera el tiempo atrás, a aquellos momentos que me hicieron tan feliz con tan poco, donde mis días eran fantásticos a diario y donde rebosaba de felicidad por donde me miraran... esos días por desgracia se acabaron pero no voy a permitirle que diga que esto es cursi. Cursi es algo ridículo y la verdad no siento que esto lo sea ni que todo aquello que sentí lo haya sido...

    Lo vivido por desgracia no vuelve, pero estas cosas que se escriben se mantienen en el tiempo... Gracias por hacerme acordar de eso ;)

  3. Francisco Rapalo says:
    8 de enero de 2010, 9:24

    Veamos (empiezo así): según la Real Academia Española cursi es: adj. coloq. Dicho de una cosa: Que, con apariencia de elegancia o riqueza, es ridícula y de mal gusto. Esto no es ridículo ni de mal gusto... es puramente de un alma enamorada...
    ¡Qué más puedo decir yo! no soy crítico de nada... solo soy un simple lector tuyo que se inspira con tus escritos (no es plagio jaja).
    Te doy una calificación de primo a prima: ***** (5/5)

Publicar un comentario

Copyright 2009 Perras negras
Free WordPress Themes designed by EZwpthemes
Converted by Theme Craft
Powered by Blogger Templates